miércoles, 27 de noviembre de 2019

Punto y coma

Podría haber sido una discusión más pero fue el punto final. Después, sólo silencio. Un silencio ancho frío y duro. Un silencio absoluto. Nada. Una forma brusca de terminar una relación. Pero a veces las cosas que no sabemos importan más que las que sí sabemos. El golpe fue tan grave como el silencio que trajo consigo. Las colisiones frontales son con frecuencia las más violentas. Podría haber sido una discusión más pero el accidente lo cambió todo.

En el peor momento, cuando la pelota de tenis toca el nervio de la red, como en aquella vieja película de Woody Allen, en un match point. En un momento decisivo. Podría haber sido un accidente saldado con alguna fractura pero lo que se quebró fue la propia consciencia. 9 años de coma. 9 años de silencio. De una discusión absurda, casi rutinaria, 9 años de nada. De lo que hay tras un punto final.

Cuando descolgó el teléfono reconoció su voz al instante. Y fue como desvelar un misterio, como la explicación que siempre había esperado, como el primer orgasmo, como haber convencido al mundo de que en verdad está equivocado.

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