Marsellus es un hombre de negocios, de todo tipo, sobre todo
ilegales que son los que dan más dinero. Todo el mundo que debe
conocerlo en LA lo conoce.
El hecho de haber amasado una enorme fortuna no ha cambiado su
forma de trabajar, sólo ha elevado de forma significativa la calidad
de sus gustos. Y el interés por negocios especiales.
Y actualmente su interés está centrado en un objeto
único, se diría que mitológico, que puede proveer de inmensa
fortuna a su poseedor.
Es Antwan quien le habla de él, a la postre es una leyenda
hawaiana, pero Antwan asegura que es real. Y no sólo eso, si no que
tiene una pista sobre su paradero en Europa.
Marsellus envía a Vicent Vega a localizar dicho objeto y tras más
de tres años logra hacerse con él en París a pesar de las
renuencias de su poseedor, que no deseaba venderlo.
Hay unas reglas y la película explica lo que sucede cuando se
quebrantan: la realidad se puede convertir de un momento a otro en
una película de terror de serie Z, en un tebeo barato, una “pulp
fiction”. Y es que, si juegas con algunos diablos, es posible que
todo empiece a ir realmente mal. El problema es que nadie sabe cuáles
son exactamente esas reglas y el hecho es que el objeto parece
procurar fortuna e infortunio de forma desproporcionada a aquellos
que lo rodean.
Pasó por muchas manos, algunas anónimas, otras muy relevantes. R
L Stevenson, que lo poseyó durante algún tiempo, escribió sobre él. Antes de eso era una leyenda hawaiana de la que Antwan tuvo
conocimiento de primera mano en su viaje hacia el continente, también del rastro europeo que seguiría Vincent.
El viaje a los EEUU no estuvo exento de incidentes, incluyendo un
episodio surrealista en una conocida cadena de hamburgueserías en la
que Antwan tuvo que desprenderse del objeto.
Antwan fue a recoger a Vincent al aeropuerto haciéndose cargo de
la custodia de la maleta que lo portaba y de vuelta a entregárselo a
Marcellus se detuvo en su hamburguesería favorita, Antwan tiene un
problema con su peso, en palabras de Jules.
Pero no es su único problema: deudas de juego y otros asuntos
pendientes que aparecen en el momento más inoportuno cruzando la
puerta de una hamburguesería.
El trato entre Antwan y Brett, con el primero oculto bajo la mesa
del establecimiento que ocupaba el segundo junto algunos amigos, era
que debían entregar la maleta a las 7:30 del día siguiente en el
club de Marcellus, a tenor del fajo de billetes que cogió sin
demasiadas dudas:
-¿Sólo tengo que hacer eso? ¿sólo eso?
Antwan no quería arriesgarse a que sus cuentas pendientes se
vieran saldadas in situ con el contenido de una maleta que custodiaba
pero no le pertenecía. Las explicaciones que ofreció a Marsellus
tras conseguir escabullirse de la pandilla que entró por la puerta
de la hamburguesería Big Kahuna le convencieron tanto como para
hacerlo arroja por el balcón.
Cuando llegó a su casa dos hombres le estaban esperando, uno de
ellos le ofreció un teléfono móvil con Marsellus al otro lado:
-¿Que se lo has dado al primero que pasaba? ? ¿En una
hamburguesería? ... ¿Y crees que la van a traer? No sabes como me
tranquiliza que sepas donde encontrarlo. Devuelve el teléfono, ya he
oído bastante.
Y al tipo en el traje negro con un 45 en una mano y el teléfono
en la otra, junto al oído:
-Hazme un favor, tira a ese gordo por la ventana, si el mundo está
lleno de ángeles tal vez le salgan alas. -Entendido.
Justo después de colgar llama a Winston Wolf, no es barato, pero
ni siquiera está en el país hasta el día siguiente: -...no
deberías confiar esos trabajos a aficionados. -Se trataba de recoger
una puta maleta, nada más.
Llama a Jules, su hombre en la zona, tiene una dirección y un
encargo para él. Si a las 7:30 no ha recibido una llamada suya,
deberá recuperar un maletín con un objeto muy especial en la
dirección que le facilita. Deberá reunirse con Vincent lo antes
posible, él podrá confirmar que es lo que buscan.
Es posible que Jules esté algo más chiflado que otros de la
hermandad pero suele cumplir bien con los encargos. Cuelga el
teléfono y mira un reloj de la pared contando las horas que quedan
hasta las 7:30. Maldito Antwan. Le gustaría haber estado allí para
verlo volar los cuatro pisos desde su apartamento. Se recuesta contra
la pared, abatido por el contratiempo sin saber si podrá resolverse
después de tanto trabajo invertido y teniéndolo ya tan cerca.
Estira con tanta fuerza la toalla que le cuelga del cuello
sobre el albornoz que se hace una molesta quemadura en la nuca,
será una larga espera y tiene otros negocios que atender.
***
Recuperan la maleta y con ella la mala suerte del poseedor del
objeto, la misma que hace que los disparos del colega de Brett
atraviesen su blanco sin rozarlo.
La misma que hace que se dispare el arma de Vincent en el
automóvil.
La misma que hace que se produzca un atraco en el lugar en el que
Jules y Vincent se detienen a desayunar.
La misma que hace que el encuentro entre Vincent y Butch en el
club se salde con la llave del segundo arañando la carrocería del
Malibú rojo del primero, convenciendo definitivamente
a Butch de que tiene otra opción distinta a lo acordado con
Marsellus.
La misma que lleva a Butch de vuelta a su apartamento en el
momento más inoportuno para Vincent.
Y la misma mala suerte que hace que Marsellus, ya con el objeto
bajo su custodia, no sólo sea atropellado por Butch si no que
termine en el sótano de una tienda con aficiones algo peculiares y
que él sea elegido en primer lugar y no Butch.
*****